En la vida, a veces, no resulta suficiente tener un ideal en nuestra mente.
Sin embargo, la simple idea de poseerlo, predispone una intención en nosotros de ejecutarlo, al menos a priori y de igual forma, la acción constituye el modo más lógico de concretar ese ideal.
Pero, para que todo ello sea posible, precisamos de una intención o lo que es lo mismo, una predisposición a que ese ideal, que está en nuestra mente, llegue a definirse completamente y a precisarse.
Los objetivos por conseguir, las acciones por ejecutar, los sueños por realizar, ... y ahora, un ideal que concretar.
¿No te parece demasiado complicado para llevarlo todo a buen puerto?
Y si hiciésemos una elección, ¿cuál sería entontes el adecuado o el apropiado o el idóneo o el conveniente o el correcto o el pertinente o el justo...?
Me temo que volveríamos de nuevo a un círculo vicioso que no nos conduciría a una elección totalmente voluntaria, puesto que, caeríamos en escoger un ideal, en perjuicio del otro o bien, lo apartaríamos a un segundo lugar.
Para poder por tanto, elegir qué faceta escoger ¿no sería más lógico y consecuente, optar por aquella que más nos inspira, que nos va a proporcionar felicidad y que forma parte de nuestros sueños?
Sí, creo que esa sería la mejor opción porque la vida no promete absolutamente nada sobre lo que nos pueda deparar el futuro, ni tampoco nos ofrece garantías sobre lo que tendremos.
Así pues, seamos nosotros los que indaguemos nuestros propios ideales y los que nos arriesguemos a localizarlo, porque al fin y al cabo, la vida únicamente nos ofrece tiempo para decidir lo que buscamos.
Si te arriesgas a tomar esta iniciativa, tu vida estará llena de tiempos memorables y de inolvidables momentos de felicidad, porque el misterio de la vida o su propio significado, puede ser incomprensible para la mayoría y sólo logran entenderla los que deciden creer en la verdad de sus ideales y en sus propias fuerzas para alcanzarlos, que son capaces de renunciar a muchas cosas por conseguir el éxito y estos, son los valientes, los que creen que nada es imposible, es decir, esas personas ordinarias capaces de realizar cosas extraordinarias y a los que la vida les depara siempre obsequios inimaginables.
Pero, para que todo ello sea posible, precisamos de una intención o lo que es lo mismo, una predisposición a que ese ideal, que está en nuestra mente, llegue a definirse completamente y a precisarse.
Los objetivos por conseguir, las acciones por ejecutar, los sueños por realizar, ... y ahora, un ideal que concretar.
¿No te parece demasiado complicado para llevarlo todo a buen puerto?
Y si hiciésemos una elección, ¿cuál sería entontes el adecuado o el apropiado o el idóneo o el conveniente o el correcto o el pertinente o el justo...?
Me temo que volveríamos de nuevo a un círculo vicioso que no nos conduciría a una elección totalmente voluntaria, puesto que, caeríamos en escoger un ideal, en perjuicio del otro o bien, lo apartaríamos a un segundo lugar.
Para poder por tanto, elegir qué faceta escoger ¿no sería más lógico y consecuente, optar por aquella que más nos inspira, que nos va a proporcionar felicidad y que forma parte de nuestros sueños?
Sí, creo que esa sería la mejor opción porque la vida no promete absolutamente nada sobre lo que nos pueda deparar el futuro, ni tampoco nos ofrece garantías sobre lo que tendremos.
Así pues, seamos nosotros los que indaguemos nuestros propios ideales y los que nos arriesguemos a localizarlo, porque al fin y al cabo, la vida únicamente nos ofrece tiempo para decidir lo que buscamos.
Si te arriesgas a tomar esta iniciativa, tu vida estará llena de tiempos memorables y de inolvidables momentos de felicidad, porque el misterio de la vida o su propio significado, puede ser incomprensible para la mayoría y sólo logran entenderla los que deciden creer en la verdad de sus ideales y en sus propias fuerzas para alcanzarlos, que son capaces de renunciar a muchas cosas por conseguir el éxito y estos, son los valientes, los que creen que nada es imposible, es decir, esas personas ordinarias capaces de realizar cosas extraordinarias y a los que la vida les depara siempre obsequios inimaginables.
Mahatma Gandhi
2 comentarios:
Je je je, ahí ahí...
Que no desesperen las guerreras!
Salud y fuerza Jurema!
La fuerza de Frida, La fuerza de Jurema, la de las mujeres que resurgen de entre los muertos subiendo sabanas blancas que fueron de sangre.
Gracias, Jurema.
UN beso a mi chamana preferida
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