¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra… Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.
Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren…
Hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida…
Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana…
Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia.
Gabriela Mistral
11 comentarios:
Me la llevo para mis oraciones de esta noche. con tu permiso la copio para guardarla especialmente.
Gracias.
Besos y buenas noches.
Qué interesante. La desconocíamos.
"Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia"
Para los tiempos que corren no está mal el autoconsejo.
Abrazos
Ángeles.
Linda esta oración, verdad?
Todos somos maestros.. y falta nos hace más humildad.
Abrazos
Eso es verdad Logan y Lory.
Yo tampoco la conocía pero la encontré por la red y me enamoró.
Besos a dos.
¡Hola, Jurema! Una preciosidad...
Salud para ti y los tuyos.
Gracias Silvano!
Nos vamos viendo..
Abrazos
Más sincero y poético que el padre nuestro...
Un abrazo, Jurema. Hoy no te regalo ninguna rosa.
Hay!!!
Las flores me gustan mucho.. Pero me apena que las corten.
Besos Shobogenzo
No la conocía y me parece excelente. Gracias por hacérmela saber.
Un abrazo
Hermosa e inspiradora, gracias.
.."aligérame la mano en el castigo y suavizamela en la caricia".
Besos de lunes complicado.
Maria
Marga, me alegra que te guste..
Muchos besos.
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María, mañana seguro que será un buen día!
Ya termino este lunes!.
Te mando un beso relajante.
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