Allá abajo hay alguien que viste igual que yo. Cada vez que me asomo, él también se asoma, y cuando levanto la mano para saludarle, él rápidamente y al mismo tiempo levanta también la mano para saludarme. Parece como si leyera mis pensamientos, porque cuando lo miro fijamente a los ojos me responde en el lenguaje del Silencio. Cuando estoy triste, él está triste y cuando estoy lleno de alegría, él está lleno de alegría.
Y Atlanquahtli se pasaba los días asomado a la boca del pozo y algunos días se olvidaba hasta de comer.
Cincuenta lunas cambiaron y Atlanquahtli iba todos los días al mismo lugar.
Y era considerado como un sabio porque en todo aquello que aconsejaba estaba la Sabiduría. Y venían de todas partes para pedirle consejo. Y muchos le preguntaban: Maestro, ¿dónde adquiriste tanto conocimiento?
Y Atlanquahtli siempre respondía: Mi hermano el pozo me reveló todo cuanto les transmito... y su boca enmudecía y no decía nada más.
Entonces muchos, por curiosidad, se asomaban al pozo, pero lo más que veían eran sus rostros reflejados en el agua, mas no se veían a sí mismos.
Y Quetzacóatl así decía: Sepan que el amigo más cercano que tienen son ustedes mismos. Aprendan a Amarlo y a Conocerlo. Porque, ¿cómo entonces sabrían Amar y Comprender y Ayudar a aquéllos que están a más distancia de ustedes?
Del libro: "Asi hablaba Quetzacòalt" de Caiatlacotl
3 comentarios:
Que bello...
Besos
¿Sabes Jurema? Si de vez en cuando frenásemos un poco nuestro ritmo de vida,parándonos a analizar nuestro comportamiento, puede que nos sorprendiera lo poquito que a veces nos conocemos, por eso seguimos comentiendo los mismos errores una y otra vez.
Somos muy críticos con el prójimo, a nosotros nos lo perdonamos casi todo.
Un abrazo.
Sabia la reflexión Logan y Lory ..
Pienso que tenemos que mirar más hacia dentro,lo que juzgamos con tanta ligereza nos viene de camino,no os parece?.
Mejor mirarnos aunque no guste!!
1000 besos
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