viernes, 5 de diciembre de 2008

EL ARTE DE DISCUTIR..


¿Es posible vivir sin discutir, en un estado de enterna armonía? Los especialistas, afirman que no sólo es imposible sino, también, desaconsejable. Tragarse el enfado produce úlceras y otros trastornos,a demás de que enrarece el clima emocional dentro de nuesro entorno. Lo cierto es que no existe vínculo íntimo en el que no se registren momentos de "alta tensión". Inevitablemente, la convivencia pone de manifiesto diferentes formas de pensar, de sentir y de hacer. Y de forma en que enfrentemos estos conflictos dependerà nuestra salud física y emocional.

Los cinco papeles: Cómo identificarlos

La víctima
Su principal característica es el reproche, la queja y el melodrama. La persona que se victimiza se siente el centro del universo en materia de injusticias sufridas.

El acusador
Lo primero que se le ocurre es defenderse atacando. Ataca y desvaloriza al otro con infinidad de recursos y no oculta su carácter reconoroso.

El mudo
Su lema es matar callando, responde con monosílados, con onomatopeyas con frases breves y terminantes, hasta que enmudece.

El racional
Al contarrio del mudo, prolonga la discusión con largas explicaciones y discursos, pero su distancia emocional es un muro díficil de atravesar con palabras.

El apaciguador
Se hace el distraído, le da la razón al otro, finge disculparse, cambia de tema... Pese a estas actitudes, en los hechos mantiene su postura contra viento y marea. En apariencia, parece un moderador, alguien que tiene interés de llegar a coincidencias, de hallar puntos en común, pero es sólo una estrategia, un doble discurso, en realidad termina aferrado a sus ideas.

¿Cual es la puerta de salida?
Es preciso concentrarse en el tema puntual sobre el que existe algún desacierdo, sin traer una larga lista de reclamos sobre hechos similares. De todas formas cada papel tiene su propio camino para encontrar la salida:
- Los mudos necesitan desarrollar su autoconfianza.
- Los racionales tienen que hablar menos y escuchar más.
- Las víctimas deben perderle el miedo al enfado.
- Los apaciguadores deben comprender que, cuanto más eludan la confrontación, más aislados quedarán.
- Los acusadores deben prohibirse a si mismos usar palabras denigrantes.

espai-temps

4 comentarios:

Conciencia Personal dijo...

No logro identificarme en ninguno de los 5 prototipos o tal vez sea una mezcla de todos...

Un beso amiga.

Monique.

Jurema dijo...

Hola Monique.

Yo también siento que en cada crítico momento soy una mezcla , y si sobresalgo procuro recapacitar jajaj.. uffff...

Un besote

Logan y Lory dijo...

Entiendo que tu artículo se centra en ese tipo de discusión que no trata de resolver una duda, si no en aquella que desencadena en la contrariedad o enfado de una de las partes discutidoras. No siempre la discusión tiene ese contexto. Pero siendo así, creo que en el momento que discutimos todos aglutinamos, en mayor o menor grado, uno de esos cinco tipos que explicas. Al menos yo, cuando pierdo los papeles en una discusión(que suele pasar, porque soy muy cabezota) adopto alguna vez la posición de víctima, otras enmudezco para no alterarme más, en ocasiones acuso con reproches, otras procuro racionalizar la discusión y muchas de las veces, apaciguo.

Sí lo reconozco, mis defectos me pueden a la hora de discutir, aunque hay algo que todos tenemos a nuestro favor, y es saber pedir perdón, cuando nos equivocamos.

Muy buen post, Jurema.

Un abrazo, de dos.

Jurema dijo...

La necesidad de tener razón puede convertirse en algo capaz de imponerse a cualquier otro sentimiento.

En general se reduce a un diálogo de sordos. Y si se discute es para hacer valer la opinión propia, que en muchos casos equivale a borrar la de todos los demás.

Pero quien no pierde los papeles alguna vez?.
Algo muy bien aprendido de nuestros ancestros .
Besoooosssss....