La terapia neural junto con la modulación neuromuscular y la odontología neurofocal forma parte de la medicina para la autoorganización. Se trata de una medicina diferente, se nutre de los conocimientos aportados por la medicina clásica pero incorpora conceptos y recursos terapéuticos innovadores que los amplían y enriquecen.
Considera a la persona una unidad única imposible de dividir en órganos o sistemas.
La terapia neural es sumamente útil en personas con problemas persistentes, rebeldes a los tratamientos convencionales. La terapia neural emplea procaína o lidocaína diluida como agente regulador que se inyecta localmente.
El objetivo de esta terapia es eliminar interferencias restableciendo el estado eléctrico del tejido enfermo, lesionado o cicatrizado. Al borrar la memoria interferente acumulada durante la vida facilita el flujo de información y energía necesario para que el organismo funcione en un equilibrio dinámico y armónico. Es decir, facilita y restablece la capacidad de autoorganización. Los síntomas finalmente desaparecen porque se resuelve la causa. No lo hace en forma impositiva sino facilitadora:
sus estímulos ayudan al organismo a encontrar su camino de mejoría y de ser posible curarse definitivamente. Tanto la lidocaína como la procaína son agentes anestésicos locales que en las dosis tan bajas y diluidas que se usan son incapaces de producir anestesia. En esa dilución adquieren el carácter de un fármaco diferente, no anestésico sino regulador.
Su toxicidad es prácticamente nula. Muchas personas, incluso algunos médicos, dicen: "¡ah!, lidocaína, es anestesia, pasa el efecto y se acabó". La realidad es completamente diferente. La lidocaína al 0.375% aplicada en lugares específicos modifica el estado del sistema nervioso en el lugar donde se aplicó y por ende actúa sobre la totalidad del organismo. ¿De qué modo la lidocaína modifica el estado de enfermedad? Lo que hace es normalizar el estado eléctrico de las membranas celulares alteradas del tejido nervioso relacionado con áreas que han sufrido procesos patológicos, lesiones o cicatrices y que de ese modo recuperan su vitalidad.
¿Qué beneficio aporta la revitalización de esas áreas? Cuando el tejido enfermo, lesionado o cicatrizado recupera su vitalidad deja de interferir al resto del organismo y éste empieza a funcionar armónicamente. Es decir facilita la autoorganización del sistema. Localmente la lidocaína actúa durante 1-2 hs pero su efecto terapéutico puede durar días, meses o indefinidamente.
¿Por qué? Porque lo que se mantiene es el nuevo estado de organización que logra el organismo tras el estímulo, pese a que el medicamento haya desaparecido mucho tiempo atrás.
De la gravedad del desequilibrio depende el número de aplicaciones necesarias. Con cada aplicación la duración del efecto se extiende hasta llegar en la mayoría de los casos a la resolución del problema. La lidocaína en la concentración señalada y en las dosis que empleamos no produce efectos secundarios, es decir no causa intoxicación, alergia, daño renal, hepático, cerebral, etc. La lidocaína al actuar como estímulo inespecífico puede causar reacciones (no complicaciones). Son reacciones de autoorganización ecológica que hace el organismo en respuesta a ese estímulo y que habitualmente señalan la existencia de algún trastorno preexistente. Las reacciones pueden consistir en fiebre, gripe, dolor de garganta, diarrea, expectoración, flujo vaginal, etc. Esas reacciones son útiles para el organismo porque sirven como "limpieza" y permiten orientar la continuación del tratamiento.
La terapia neural tiene su origen en la medicina rusa, Pávlov (premio Nobel), Vischñevsky, Bykov, Speransky y en la medicina alemana, Spiess, Huneke, de principios y mediados del siglo XX.
Es inefectiva cuando se llega tarde. Cuando ya no quedan reservas en la persona enferma. Cuando está agotada su capacidad de respuesta por la propia enfermedad o por la intoxicación farmacológica que bloquea las posibilidades de recuperar el equilibrio perdido. No obstante, no hay forma de poder saber anticipadamente un resultado. Antes de llegar a la conclusión de inefectividad es necesario intentar todas las posibilidades.
Considera a la persona una unidad única imposible de dividir en órganos o sistemas.
La terapia neural es sumamente útil en personas con problemas persistentes, rebeldes a los tratamientos convencionales. La terapia neural emplea procaína o lidocaína diluida como agente regulador que se inyecta localmente.
El objetivo de esta terapia es eliminar interferencias restableciendo el estado eléctrico del tejido enfermo, lesionado o cicatrizado. Al borrar la memoria interferente acumulada durante la vida facilita el flujo de información y energía necesario para que el organismo funcione en un equilibrio dinámico y armónico. Es decir, facilita y restablece la capacidad de autoorganización. Los síntomas finalmente desaparecen porque se resuelve la causa. No lo hace en forma impositiva sino facilitadora:
sus estímulos ayudan al organismo a encontrar su camino de mejoría y de ser posible curarse definitivamente. Tanto la lidocaína como la procaína son agentes anestésicos locales que en las dosis tan bajas y diluidas que se usan son incapaces de producir anestesia. En esa dilución adquieren el carácter de un fármaco diferente, no anestésico sino regulador.
Su toxicidad es prácticamente nula. Muchas personas, incluso algunos médicos, dicen: "¡ah!, lidocaína, es anestesia, pasa el efecto y se acabó". La realidad es completamente diferente. La lidocaína al 0.375% aplicada en lugares específicos modifica el estado del sistema nervioso en el lugar donde se aplicó y por ende actúa sobre la totalidad del organismo. ¿De qué modo la lidocaína modifica el estado de enfermedad? Lo que hace es normalizar el estado eléctrico de las membranas celulares alteradas del tejido nervioso relacionado con áreas que han sufrido procesos patológicos, lesiones o cicatrices y que de ese modo recuperan su vitalidad.
¿Qué beneficio aporta la revitalización de esas áreas? Cuando el tejido enfermo, lesionado o cicatrizado recupera su vitalidad deja de interferir al resto del organismo y éste empieza a funcionar armónicamente. Es decir facilita la autoorganización del sistema. Localmente la lidocaína actúa durante 1-2 hs pero su efecto terapéutico puede durar días, meses o indefinidamente.
¿Por qué? Porque lo que se mantiene es el nuevo estado de organización que logra el organismo tras el estímulo, pese a que el medicamento haya desaparecido mucho tiempo atrás.
De la gravedad del desequilibrio depende el número de aplicaciones necesarias. Con cada aplicación la duración del efecto se extiende hasta llegar en la mayoría de los casos a la resolución del problema. La lidocaína en la concentración señalada y en las dosis que empleamos no produce efectos secundarios, es decir no causa intoxicación, alergia, daño renal, hepático, cerebral, etc. La lidocaína al actuar como estímulo inespecífico puede causar reacciones (no complicaciones). Son reacciones de autoorganización ecológica que hace el organismo en respuesta a ese estímulo y que habitualmente señalan la existencia de algún trastorno preexistente. Las reacciones pueden consistir en fiebre, gripe, dolor de garganta, diarrea, expectoración, flujo vaginal, etc. Esas reacciones son útiles para el organismo porque sirven como "limpieza" y permiten orientar la continuación del tratamiento.
La terapia neural tiene su origen en la medicina rusa, Pávlov (premio Nobel), Vischñevsky, Bykov, Speransky y en la medicina alemana, Spiess, Huneke, de principios y mediados del siglo XX.
Es inefectiva cuando se llega tarde. Cuando ya no quedan reservas en la persona enferma. Cuando está agotada su capacidad de respuesta por la propia enfermedad o por la intoxicación farmacológica que bloquea las posibilidades de recuperar el equilibrio perdido. No obstante, no hay forma de poder saber anticipadamente un resultado. Antes de llegar a la conclusión de inefectividad es necesario intentar todas las posibilidades.
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