Cuenta una leyenda que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. Esta huía rápido con miedo, de la feroz depredadora, y la serpiente no pensaba desistir. Huyó día tras día un día, y ella no desistía, dos días y nada.
En el tercer día, ya sin fuerzas la Luciérnaga paró y dijo a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas? No acostumbro dar éste precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar...
¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? No, contestó la serpiente... ¿Yo te hice algún mal? No, volvió a responder el ofidio... Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
¡Porque no soporto verte brillar..!
3 comentarios:
Este cuento debería escribirse en las paredes, que sea visible en lugares públicos. Es una metáfora perfecta de nuestra sociedad y de la cantidad impresionante de "serpientes" que nos rodean, gobiernan y deciden sobre nuestras vidas. Uff...cuantas "luciérnagas" me vienen a la memoria que perdieron su brillo para siempre en sus fauces.
Con nuestra luz los podemos ver antes de que nos destruyan.
Jurema
Pues si Raphinyo...
Serpientes y víboras!
Bonito cuento... triste...
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