Si la gente necesita lo bueno lo provechoso y lo clarificador, deja que ellos lo busquen; que ellos lo descubran por si mismos. Deja que ellos mismos desarrollen la habilidad de discriminar entre las palabras de un bribón o el vano parloteo de un político o el cantamañanas de la libertad y las enseñanzas de un hombre serio.
Que la gente se salve a si misma. Le hará muchísimo bien, finalmente aprender que se siente al sucumbir debido a la propia estupidez.
Tales lecciones nunca se olvidan y son muy productivas de nuevas posibilidades.
Se como un guía que sólo indica cómo llegar en forma segura a la cumbre de la montaña pero no determina cual es la montaña que el turista quiere escalar.
No te sientas responsable por la gente sino por lo que está ocurriendo en el mundo. No vayas hacia la gente; no escribas para la gente y no trates de convencer a la gente de la verdad o la importancia social de su saber.
Escribe acerca de cosas que crees que son verdaderas, y no para la gente. No trates de demostrar tu verdad ofendiendo a la gente, pero distingue la ofensa misma de la ofensa que resulta de decir lo que es cierto.
Enfrenta la dolorosa tarea de amar a los seres humanos y al mismo tiempo de no quedar ligado a ellos del modo habitual; deberás conocer sus flaquezas sin despreciarlos ni temerles.
Aprende a dar sabiamente, o de lo contrario la gente te tomará por una persona fácil de engañar y hará de ti un tonto con profundo desprecio por tus métodos.
Cuídate del que se sube al tren de tu causa, aquel que se cuela en tu coche que esta repleto con los valiosos frutos de tu ardua tarea, llenándose hasta el tope sólo para acuchillarte después, o para hacerse más grande que tu.
Se como un guía que sólo indica cómo llegar en forma segura a la cumbre de la montaña pero no determina cual es la montaña que el turista quiere escalar.
No te sientas responsable por la gente sino por lo que está ocurriendo en el mundo. No vayas hacia la gente; no escribas para la gente y no trates de convencer a la gente de la verdad o la importancia social de su saber.
Escribe acerca de cosas que crees que son verdaderas, y no para la gente. No trates de demostrar tu verdad ofendiendo a la gente, pero distingue la ofensa misma de la ofensa que resulta de decir lo que es cierto.
Enfrenta la dolorosa tarea de amar a los seres humanos y al mismo tiempo de no quedar ligado a ellos del modo habitual; deberás conocer sus flaquezas sin despreciarlos ni temerles.
Aprende a dar sabiamente, o de lo contrario la gente te tomará por una persona fácil de engañar y hará de ti un tonto con profundo desprecio por tus métodos.
Cuídate del que se sube al tren de tu causa, aquel que se cuela en tu coche que esta repleto con los valiosos frutos de tu ardua tarea, llenándose hasta el tope sólo para acuchillarte después, o para hacerse más grande que tu.
Infinitos son los deseos de la gente de obtener cosas. No importa qué quieren. Lo que importa es el querer y el obtener.
Cuídate de aquel que no se atreve a mirarte de frente o simplemente a los ojos, y de aquel que siempre te vuelve la cara por miedo a que lo veas y lo conozcas.
«Respecto a mi persona y mi obra pido al lector que considere un hecho sencillo: Los psicoanalistas neuróticos me califican de esquizofrénico, los comunistas fascistas me combaten como trosquista, las personas sexualmente lascivas me han acusado de poseer un burdel, la policía secreta alemana me persiguió como bolchevique, la estadounidense como espía nazi, los charlatanes de la psiquiatra me llamaron charlatán, los futuros salvadores del mundo me calificaron de «nuevos Jesús» o «nuevo Lenin»... Yo estoy dedicado a otra labor que requiere todo tiempo y la fortaleza de que dispongo: el trabajo sobre la estructura irracional humana y el estudio de la energía vital, descubierta hace muchos años; en pocas palabras: «estoy dedicado a mi trabajo en orgonomía»
Cuídate de aquel que no se atreve a mirarte de frente o simplemente a los ojos, y de aquel que siempre te vuelve la cara por miedo a que lo veas y lo conozcas.
«Respecto a mi persona y mi obra pido al lector que considere un hecho sencillo: Los psicoanalistas neuróticos me califican de esquizofrénico, los comunistas fascistas me combaten como trosquista, las personas sexualmente lascivas me han acusado de poseer un burdel, la policía secreta alemana me persiguió como bolchevique, la estadounidense como espía nazi, los charlatanes de la psiquiatra me llamaron charlatán, los futuros salvadores del mundo me calificaron de «nuevos Jesús» o «nuevo Lenin»... Yo estoy dedicado a otra labor que requiere todo tiempo y la fortaleza de que dispongo: el trabajo sobre la estructura irracional humana y el estudio de la energía vital, descubierta hace muchos años; en pocas palabras: «estoy dedicado a mi trabajo en orgonomía»
WILHELM REICH
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