Que no me diganque escriben simplemente,
que dicen el poema
sin pensarlo siquiera.
Que él nace porque sí.
Es un arduo trabajo,
un oficio de herreros,
un hacer proletario.
Un cansancio que continuará mañana.
Que no me digan
que se hacen poemas sin sudores,
sin una larga y violenta jornada de trabajo.
Tengo las manos como las de un labriego,
duras, gastadas, llenas de poemas.
Autor: Rubén Vela,
1 comentario:
Qué bellísimo poema, Jurema, y esa frase final:
"...Tengo las manos como las de un labriego, duras, gastadas, llenas de poemas"
es como una nana para el cerebro, preciosa.
Un beso.
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